A principios del siglo XIX los vestidos se volvieron diáfanos, los bolsillos desaparecieron y nació el bolso de noche propiamente dicho.
Confeccionado el forma de flor caída y conocido como “ridículo”, la primera en llevarlo fue la emperatriz Josefina, aunque en seguida lo adoptaron las damas de la corte y se extendió por todo el país.
Anna Johnson, Bolsos, el poder de un accesorio. Ed.Könemann
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